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martes, 17 de noviembre de 2009

En vez de llorar...



En vez de llorar....
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En vez de llorar... ¡escribo!
No se si será un consuelo,
pero al menos, se me pasa
la pena que llevo dentro
y sin darme apenas cuenta,
paso a paso, mi sendero
se desliza sosegado
como ráfaga de viento
que se acerca y te acaricia
y luego se va en silencio...
despacio... como a desgana,
y se pierde allá a lo lejos.
En vez de llorar, escribo
y a veces... ¡si! ¡es un consuelo!
porque no vale la pena
el tomarse muy en serio
las cosas que trae la vida,
ya que el tiempo es el remedio
mas eficaz y seguro
para lo malo y lo bueno.
Nunca podrás encontrar
ningún bálsamo casero
que cure como te cura
el dejar correr el tiempo.
Por eso escribo y no lloro
cuando se me mete dentro
algún recuerdo que hiere
como hieren los recuerdos,
que se meten poco a poco
acariciándote el pecho
y que cuando te das cuenta
te arañan dentro... muy dentro
y te ahogan... te acongojan,
y entonces no hay mas remedio
que llorar como un chiquillo
o buscar un asidero
que llenando nuestra mente
disipe los pensamientos.
Cada cual tiene su forma
de mitigar los recuerdos,
yo en vez de llorar, escribo...
¡no deja de ser consuelo!



De mí libro Entre renglones.











De todas maneras, viendo a mí nieta, se me quitan las ganas de llorar, de escribir... de todo. Me conformo con estar con ella y con poder jugar con ella todo el tiempo que está en casa que no es mucho, tan solo los domingos.