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lunes, 6 de julio de 2009

Mis fantasmas

Soraya y Liman. Al fondo el castillo de Mirabel.

Siguiendo con los poemas del libro Entre renglones, hoy traigo uno titulado Mis fantasmas. No tiene nada que ver mí casa, a la que cito, con ese castillo ¿eh?
Mis fantasmas
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Ayer pasé otra vez por esa calle
donde estaba la casita vieja.
La casa de mis padres...
aquella a la que yo tanto quisiera.
Y he sentido estremecer mi cuerpo.
Y he sentido mil voces en el aire,
y en medio de esas voces, como en sueños...
¡oh sueños inefables!
la voz inconfundible...
la voz siempre añorada de mis padres.
Ya no está la casita que ayer nos cobijaba.
Su puerta de madera con remaches de chapa.
Ni el escalón, hecho de oscura piedra
igual que el suelo de la vieja casa.
Ya no juegan los niños en la calle
ni hay corros de vecinos a la espera
de que llegue la noche y se recojan
a comer el gazpacho de la cena.
La calle está vacía.
Esa calle que ayer vibró repleta
de niños que gritaban,
que hacían una fiesta
de las horas felices de la noche.
Fantasmas que me llenan
la mente de recuerdos,
de añoranzas serenas
cuando cierro los ojos
y revivo la escena
de ese tiempo pasado,
de ese tiempo que fuera
una vez nuestra vida...
¡tan sencilla, tan dulce y sincera!
Está la calle impregnada de voces
de ayer y en el silencio,
parece que me llaman.
Cierro los ojos y otra vez recuerdo,
revivo aquel pasado
y veo a los amigos que se fueron,
algunos... para siempre nos dejaron.
Pero siguen sus voces en la calle sonando
y me llegan serenas, como un eco lejano.
Mescolanza difusa
de presente y pasado.
Fantasmas del recuerdo
de ese ayer añorado
de mis sueños de niño...
¡nunca, nunca os vayáis de mí lado!
que aunque arañen mi pecho los recuerdos...
¡mí alma siempre querrá recordaros!