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sábado, 12 de diciembre de 2009

Carta a los Reyes Magos



Copia de un original pintado con la boca




Carta a los Reyes Magos
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Melchor... Gaspar... Baltasar:
Cuando ya se acerca el día
de Reyes... o Epifanía,
se me ha ocurrido pensar
que bien podría mandar
a vuestra excelsa atención
una misiva... ¬¡perdón!
Una carta es más correcto,
mas apropiado y perfecto
con sincera devoción.
               ......
              Mis queridos Reyes Magos:

Me encuentro viejo y cansado.
Perdonad si al escribir,
se me ha colado el sentir
de alguien un tanto amargado.
Porque no siempre la vida
me ha tratado generosa,
no os extrañe que una cosa
vaya con la otra unida.
Esta carta que hoy os mando,
aunque... ya veis... ¡con retraso!
quiere ser un por si acaso
de cosas que estoy pensando.
(Guardo un anhelo escondido
muy hondo... en el corazón
y esta ha sido la razón

de que os haya remitido
esta carta, sin pensar
que estoy lejos de ser niño
y aunque escrita con cariño...
¡no la vais a contestar!)
La vida que conocemos
se nos vuelve día a día
mas angustiosa y mas fría
porque no nos comprendemos.
Por eso, pediros quiero
como un pequeño favor,
que traigáis algo de amor...
¡pero de amor verdadero!
Hoy que nuestras ilusiones
solo anhelan realidades,
yo pido a Sus Majestades
Paz en nuestros corazones.
Paz y Buen entendimiento.
Que nunca vuelva a haber guerra
para que no haya en la Tierra
ningún ser humano hambriento.
Ya se que es mucho pedir.
Pero es que resulta ingrata
toda guerra, porque mata
los anhelos por vivir.
Es tan triste y doloroso
ver a los niños muriendo...
Majestades... ¡yo no entiendo
algo que es tan horroroso!
¿Acaso los gobernantes
en sus cómodos sillones
no buscan las soluciones
a estos casos acuciantes?
¿Porqué pregonan la Paz?
¿En que rincón de su mente
tiene conciencia esa gente
que mata la libertad?
Majestades... si podéis
de alguna forma influir...

haced cambiar el sentir
de aquellos que conocéis.
Y para los gobernantes,
llenadles sus corazones
de inquietudes... desazones
y amor por sus semejantes.
No se si tendré razón,
pero hay jefes de gobierno
que merecen el infierno,
pues no tienen corazón.
Y a esos niños que... ¡seguro!
esperan vuestros favores,
dadles semillas de amores...
¡porque ellos son el futuro!
Ya que mañana serán
los que rijan los destinos,
los que tracen los caminos
que los pueblos seguirán...
¡Traedles entendimiento!
amor... ¡generosidad!
¡pasión por la libertad!
para que en ningún momento
olviden esos lugares
donde niños desnutridos
no pueden ser atendidos...
¡y se mueren a millares!
Melchor... Gaspar... Baltasar...
perdonad mi atrevimiento,
pero al pensar esto siento
a mi corazón temblar.
Por Magos, siempre he creído
que era vuestra obligación
ir repartiendo ilusión
por este mundo engreído.
Mas como Reyes que un día
en el Portal de Belén

fuisteis a adorar a quien
nació pobre de Maria,
la igualdad del ser humano
de cualquier raza o color
debiera ser el mejor
regalo que vuestra mano
al llegar la Navidad
trajera sin distinción.
A mi, me haría ilusión
que solo trajerais Paz.
Que los niños no murieran
en la mas atroz miseria,
mientras igual que una feria
otros niños os esperan.
Son niños privilegiados
mimados por la fortuna,
que tienen desde la cuna
el sustento asegurado.
Y me alegro. Más quisiera
en mi delirio y afán,
que por carecer de pan...
¡ningún niño se muriera!
¿Podéis cumplir mis anhelos?
Además de libertades...
¡pan y amor!... y Majestades...
¡ni guerras ni desconsuelos!






 Este poema se publicó en  la revista  "El Migajón" de Serradilla en Diciembre del 2.002
Como sigue estando vigente, vuelvo otra vez a "echarla al correo" a ver si esta vez los Reyes Magos me traen lo que les pido.





















jueves, 10 de diciembre de 2009

Feliz Navidad y suerte





Este regalo me lo ha hecho Esther del blog:
Yo se lo tengo que pasar a otros cinco blog amigos. Son estos:
Ahora tengo que notificarlo a mis amigos y darles el enlace de Alas de plomo que es el blog que lo regala:
Y lo principal: Suerte para todos y una muy muy muy FELIZ NAVIDAD AMIG@S







domingo, 6 de diciembre de 2009

Una noche de invierno

                                                                        

Hoy quería cantar el embrujo de la navidad. Quería explicar lo que sentía dentro de mi lo que me llenaba, el amor, la ilusión, ese no se que que te inunda el alma cuando se aproxima  este tiempo dulce de la Navidad. Y me he dado cuenta que hoy, al cabo de tantos años, cuando pienso en la Navidad, sigo siendo aquel niño de ayer, sigo teniendo las mismas ilusiones; por eso he pensado que la Navidad la llevamos dentro. No importa que la gente cante y ría a tu alrededor o que lloren  y estén tristes si tu sientes dentro de tí esa Paz, esa sensación dulce que sentías cuando eras niño, si todavía el oír un villancico hace latir tu  corazón con mas fuerza, es que llevas contigo la Navidad. Si. Los años han pasado, mí pelo se ha vuelto canoso, mí andar ya no es tan ligero, mis ojos ya no tienen el brillo que les daba la juventud. Durante toda mí vida he disfrutado del placer de la lectura; he gozado leyendo bellas historias, me han hecho llorar hermosas poesías y ahora, al recordarlo, me siento feliz.
Si. Porque al recordar no vienen a mí mente los afanes, las luchas, los malos tragos que a lo largo de toda mí vida me he encontrado en el camino. No. A la hora del recuerdo solo acuden a mí mente las cosas agradables, esas pequeñas cosas que llenan nuestra vida  día  a día, poco a poco, esas cosas que sin darnos cuenta sonla felicidad que perseguimos y que se desliza anuestro lado muchas veces si verla. Solo después, cuando revisas en tu interior el largo discurrir de los años con la perspectiva que le dan esos años trancurridos, te das cuenta que la has tenido a tu lado muchas veces.
Te das cuenta que la felicidad son esos pequeños goces que hemos disfrutado tantas veces y no nos dábamos cuenta. La lectura que nos agrada. Los niños jugando a nuestro alredor. La paz del hogar, una carta inesperada, una visita imprevista, ver como nuestros hijos se hacen hombres y mujeres y un día se van... como nosotros nos fuimos.
Si.  Yo  creo que todo eso es la felicidad, yo creo que todo eso que hoy recuerdo con nostalgia , pero satisfecho, es la felicidad. Y siempre estuvo ahí; siempre ha caminado mí lado. Muchas veces no la he visto, muchas veces incluso puedo haberme sentido desgraciado... ¡y la tenía ahí! Era el amor de nuestros padres. El cariño de nuestros hijos, era el afán y la lucha diaria.
Por eso ahora, al intentar describir la Navidad, me encuentro que no se puede describir, me encuentro que es como esas cosas pequeñas, amables, sencillas, que a lo largo de la vida nos hacen felices pero que no las ves, pero que no las sientes y sin embargo siempre están ahí, han vivido conmigo y son parte de mí vida.
Si. Eso es la Navidad. No solo canciones, alegría, sonar de panderetas, de zambombas, de la cuchara rascando soble botella para acompañar la copla...
"La Nochebuena se viene
la Nochebuena se va
y nosoros nos ieremos
y no volveremas mas".
Si, como dice la canción, nosotros nos iremos y no volveremos mas. Tal vez por eso la Navidad tiene ese no se que de añoranzas y de recuerdos. A veces tristes, porque siempre hay una Navidad en la que nos falta ese ser querido al que tanto amamos y que siempre estuvo a nuestro lado. De añoranzas, porque precisamente nos faltan esos seres queridos a los que seguimos llevando en el corazón. Esos mismos seres que nos inculcaron que la Navidad es sobre todo no solo una fiesta de familia, es sobre todo una fiesta de amor.   Una fiesta de Paz.






Feliz Navidad amigos y amigas que me leeis.




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Una noche de invierno
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Una noche fría
del mas crudo invierno,
cuando corta el aire,
cuando quema el hielo,
cuando las estrellas...
cuando los luceros...
brillan como ascuas
que encienden el cielo.
Una noche clara
de limpios reflejos
-pero noche fría
del mas frío invierno-
una gran estrella
brillando en el cielo
alumbró la Tierra,
alumbró el sendero
para que unos Reyes
venidos de lejos
siguiendo su estela,
fueran recorriendo
todos los caminos
en su afán inquieto
de hallar... ¿en un trono?
al Rey de los cielos.
En sus manos llevan
tesoros inmensos...
la fe... la esperanza...
el amor sincero...
y en sus corazones...
-corazones buenos-
la firme creencia
de que los reflejos
de la estrella grande
que brilla en el cielo,
les lleva seguros
hasta el aposeno

en el que ha nacido
un Niño pequeño...
Un Niño divino,
que bajó del cielo
para amar al hombre
y ser su consuelo.
Al fin, en Belén,
en un portal viejo
semiderruido
al niño le vieron.
No había palacios
ni signos externos
de grandes riquezas...
allí solo vieron,
en vez de una cuna
de rico ornamento,
un pobre pesebre...
un Niño durmiendo...
una vieja mula...
un buey cuyo aliento
templaba el ambiente...
no se sorprendieron...
¬¡Aquel era el Rey
que bajó del cielo!
Lo dice la estrella...
el pesebre viejo
donde duerme el Niño,
-regalo del cielo...
con la vieja mula
y el buey con su aliento-,
es el mejor trono
que los reyes vieron...
la estrella lo alumbra...
y todo está lleno
de luz y alegría...
¬¡divino misterio!
Se postran los reyes
y adoran contentos
al Niño que duerme...
Ellos entendieron
que el Rey de los hombres
no viene del cielo
a gozar riquezas...
Y le dan incienso...
y mirra... y el oro...
Regalos sinceros
de reyes humanos
al Rey de los cielos.
Una noche fría...
en un crudo invierno...
cuando corta el aire...
cuando quema el hielo...
cuando las estrellas...
cuando los luceros...
brillan como ascuas
que encienden el cielo...